El paisaje de Menorca está cuadriculado por una densa red de muros de piedra seca perfectamente integrada en el entorno. Es un paisaje humanizado, modificado a lo largo del tiempo por una actividad humana que ha sabido respetar la armonía de la naturaleza.
A través de estos muros, miles de manos nos revelan los secretos de una sociedad, con una manera de vivir y de trabajar, un conocimiento admirable, un vocabulario sabroso y un profundo amor a la tierra.
Punta Nati, al norte de la isla, se define como el paisaje cultural más emblemático de Menorca, por la concentración y calidad de elementos etnológicos y arqueológicos, y por ello como el ejemplo que identifica la esencia de la cultura propia isleña.
Los Paisajes Culturales son bienes culturales que representan las “obras conjuntas del hombre y la naturaleza. Ilustran la evolución de la sociedad humana, bajo la influencia de las limitaciones físicas y/o las posibilidades de su medio ambiente natural y de las fuerzas sociales, económicas y culturales sucesivas, tanto internas como externas”.
(UNESCO, WHC, 2008: 47).
El Paisaje Cultural es el resultado de la interacción en el tiempo de las personas y el medio natural, cuya expresión es un territorio percibido y valorado por sus cualidades culturales, producto de un proceso y soporte de la identidad de una comunidad.
(Plan Nacional de Paisaje Cultural de España, 2012)